Recibe a tus invitados con velas que envuelvan la entrada de tu casa con su claridad, e incorpora elementos que permitan respirar un aire natural, como por ejemplo, ramos con flores y hojas verdes.
Haz que en el salón tu árbol sea el centro de atención, decorándolo con materiales naturales y distintas texturas, combinando bolas de cristal con madera, crochet y tela, para darle vida y mucha luz. Si cuentas con una chimenea, decórala con ramas de abeto y eucalipto junto a velas que le den luz al entorno.
Al preparar la mesa del comedor, asegúrate de que tu lema sea «menos es más». Deja un espacio libre junto a cada comensal para que la mesa «respire» y haya espacio para poner los distintos platos que degustarán.
Un mantel blanco en la base, otro con un pequeño estampado geométrico encima, ramas de eucaliptos y velas como centro de mesa, sumado a adornos en plata y cristal, funcionan perfecto para decorar la vajilla blanca encargada de presentar las exquisitas preparaciones gastronómicas.
La habitación de los niños también puede vivir la Navidad en gloria y majestad. En tu casa tienes la posibilidad de ser 100% creativo, por lo que puedes crear su propio árbol a partir de troncos y adornos de tela, o también, pintando uno en la pared y dándole vida con pequeñas luces. Para darle más magia y encanto, cuelga unas estrellas desde la lámpara del techo y una guirnalda de retales de tela.
¡Ya está todo listo! ¡Que empiece la Navidad!